Tendjyb nació y vivió gran parte de su vida en Haití. En 2010, un terremoto devastó al país. En búsqueda de una vida mejor, Tendjyb decidió ir a vivir a Buenos Aires, Argentina ese mismo año. Su plan era estudiar, pero se vio obligado a enfrentarse a nuevas adversidades, entre ellas la discriminación.

Artículo y fotografías por Pablo Gómez Samela.
Audiovisual por Florencia Marina Romero.


Publicado el 19 de Marzo, 2020


¿Cómo decidiste venir a Argentina?

Había visto por internet que acá se podía estudiar y que el nivel de las universidades públicas era bueno. Yo quería estudiar bioquímica, que es una carrera que no existe en ninguna de las universidaded de Haití. Mi idea era conseguir trabajo y poder estudiar, pero con el tiempo me di cuenta que es difícil conseguir un buen trabajo siendo inmigrante. Mi vida actual en Argentina es similar a la de muchos otros haitianos e inmigrantes extranjeros de distintos países: vienen en búsqueda de una vida mejor, pero cuando llegan la realidad es totalmente distinta, y terminan trabajando de cualquier cosa y no logran lo que de verdad querían hacer.

¿Conocías algo del país antes de venir?

No, y ese fue un gran error. En internet hay información que a uno lo entusiasma: "si tenés cierto nivel económico, podés venir y ponerte a estudiar y conseguir trabajo", pero llegué al país sin saber que alquilar era tan complicado, que hay que sí o sí tener una garantía y un montón de requisitos más. Yo vine con una idea de Argentina que estaba basada en lo que había leído en internet y cuando estaba acá me di cuenta de que la realidad era otra, sin mencionar las adversidades que tuve que afrontar a nivel social.

¿Antes de venir sabías que en Argentina no hay muchas personas afrodescendientes?

Sí, sabía, así como también sabía, sin ánimos de ofender, que los argentinos tienen fama de racistas. Hay chistes sobre cómo son los argentinos a nivel internacional.

  Rostro de Mani hablando con la mano apoyada en su mejilla  

¿Sufriste discriminación acá?

Sí, y hasta el día de hoy la sigo sufriendo. Te discriminan por ser negro, por vestir diferente y por hablar con un acento. Uno se termina preguntando para qué vengo a este país a sufrir esto. Me molesta que se hable mal no solo de haitianos o compatriotas míos, sino también de otras personas que vienen a Argentina de distintos países. Yo creo que la discriminación va a ser muy difícil de erradicar. No solo en Argentina, sino en todas partes del mundo.

Durante los dos primeros años que viví acá, me resultaba muy difícil contestarle a la gente que me maltrataba o defenderme de los insultos. Me iba a mi casa llorando y la pasaba muy mal. Esto no me pasa solo a mí. Muchos compañeros de Senegal y otros países sufren lo mismo.

¿Cómo es la vida en Argentina de otros haitianos que conozcas o de otros inmigrantes con los que hayas tenido contacto?

Es muy complicada. Yo tengo conocidos de Senegal, de Costa de Marfil y de otras partes de África. La integración de las personas afro a la sociedad argentina es difícil. Cuando uno se va de su país, no es para nada fácil adaptarse a otra cultura y a otro idioma, pero el mayor problema que existe no es el idioma, sino la mentalidad de la gente.

Tengo amigos de Senegal que tienen una historia de vida muy fuerte. Con lo poco que ganan acá, ayudan a sus familiares de allá. Si uno presta atención, en los Western Unión siempre se pueden ver senegaleses o dominicanos que están ahí enviándoles dinero a sus familiares.

  Rostro de mani mirando hacia la derecha  

¿Qué trabajos tuviste acá?

Cuando llegué conocí a una señora que hablaba francés que me presentó en un instituto donde ella daba clases de inglés e informática a jubilados. Ahí empecé a trabajar como volantero. Trabajaba 8 horas y hacía horas extra. Después de 22 días trabajando, el patrón quiso pagarme solo $100. Ese recuerdo yo lo voy a tener siempre. Fue muy hiriente y sentí que lo que quería esa persona era humillarme. No pude ni siquiera defenderme porque todavía yo no hablaba español. Por suerte tenía plata ahorrada como para poder mantenerme por seis meses, pero necesitaba empezar a trabajar para poder acostumbrarme a la calle y a moverme en la ciudad.

Que uno venga de un país pobre no quiere decir que no tenga sueños o metas o ganas de crecer. Muchas veces te da bronca porque hay personas que minimizan todo y que piensan que el hecho de que "saliste" de tu país y vivís en otro es un logro. No es así. El verdadero logro es mejorar tu calidad de vida y hacer las cosas que a uno le gustan.

En Argentina no pude alcanzar mis metas. Intenté estudiar y tuve que dejar por cuestiones económicas y por la discriminación. Sí aprendí un montón y viví experiencias que me hicieron ver la vida de otra forma. También tuve la posibilidad de tener trabajos artísticos, pero no crecí profesionalmente. No quiero ser para siempre un sencillo empleado y tener una jubilación con la que después no me alcance para comer o comprar medicamentos.

  Mani sentado en el asiento trasero de un colectivo   Mani en la calle mirando a cámara  

¿Con tus trabajos artísticos no pensaste seguir intentando?

Por lo que vi y viví en el medio de las artes, pienso que un negro nunca va a triunfar en este país. Se puede conseguir trabajo, hacer un montón de castings y participar en diversos ámbitos, pero fama de verdad no vas a conseguirla siendo negro.

No todas las personas con las que trabajé en algo artístico se comportan de manera negativa, pero sí muchas veces nos encasillan y uno termina haciendo un papel que en el fondo no quiere hacer. Te da tristeza que por ser negro te limiten a ciertos roles. Muchas veces nos usan para hacer chistes o burlarse de alguna forma del hecho de que sos negro. Eso para mí es horrible.

¿Qué es lo que más extrañas de Haití?

Todo. El clima, las playas, la comida, la alegría de la gente y los recuerdos buenos.

¿Volverías a Haití?

No es que no tenga ganas de volver, pero después de siete años de que me fui ya mucha gente que conocía que vivía ahí se fue del país y también hay otros que ya no están. Yo no dejé mi país por hambre o por vivir en la miseria. Me fui porque quería estudiar y quería proyectar una vida mejor. Siempre mi objetivo fue trabajar duro para poder tener plata y ayudar a mis amigos y familiares que tienen necesidades.

  Mani iluminado por una luz roja sin remera, rodea su cabeza con sus propios brazos  

¿Y cuáles son tus aspiraciones ahora después de estos años?

Quiero estudiar, pero no va a ser en este país. Voy a tener que irme a otro que sea más abierto y donde haya mayor tolerancia con los inmigrantes negros. En Argentina es muy poco común ver a un negro trabajando, por ejemplo, en una oficina del estado. Yo no conseguí mi título universitario, pero sí tengo amigos y conocidos que están recibidos y sin embargo no tienen un buen trabajo y pienso que no lo van a conseguir en Argentina.

En el futuro me encantaría empezar a militar y a luchar para ayudar a los negros inmigrantes porque aprendí que tengo una parte muy sensible que me sirve para ayudar a otras personas.

A pesar de todo, estoy muy agradecido por todo lo que viví en este país por la gente que conocí que ha hecho cosas que me van a quedar para siempre. Los recuerdos malos se borran. Siempre hay que seguir para adelante.

¿Qué es lo que más vas a extrañar de argentina?

El mate y las charlas que surgen cuando se comparte con amigos.

  Mani iluminado por una luz roja mirando a cámara y con las manos tocando su cara